NUNCA ES LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TI QUE ESTÉS ENFERMO
Dios es un Dios bueno, y nos ama mucho. Es por eso que no puedo entender por qué hay quienes enseñan que Dios a veces usa la enfermedad para enseñarnos una lección o que necesitamos "orar mucho" por Su sanidad. ¿Te imaginas a algún padre terrenal infligiendo sufrimiento a su propio hijo? ¿Tú debes ser persuadido para aliviar el dolor de tu hijo? Incluso hay algunas personas que afirman que a veces es la voluntad de Dios que estemos enfermemos. Pero cuando sus propios hijos se enferman, hacen todo lo que está a su alcance para garantizar que sus hijos se recuperen. Si realmente fuera la voluntad de Dios que estuviéramos enfermos, ¡buscar la recuperación sería deliberadamente tratar de salir de la voluntad de Dios!
ÉL A HA PAGADO EL PRECIO. TU PARTE ES MANTENERTE CREYENDO HASTA QUE VEAS LA MANIFESTACIÓN COMPLETA DE TU SANIDAD.
Si los padres terrenales y falibles quieren lo mejor para sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre celestial? Él nos quiere fuertes, bien y disfrutando de la vida. Nuestro Señor Jesús lo dijo así: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" (Mateo 7:11).
Nunca encontrarás a Jesús mirando a una persona y diciendo: “Ven aquí. Estás muy saludable Recibe un poco de lepra". Nunca encontrarás a Jesús diciendo: "Mi Padre te está castigando, por eso estás enfermo". ¿Sabes por qué? Porque Dios no da enfermedades y padecimientos.
DEJA DE CREER QUE LA ENFERMEDAD ES PARTE DE LA VOLUNTAD DE DIOS. ¡DIOS TE QUIERE BIEN!
Jesús nos enseñó a orar: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (Mateo 6:10). ¿Crees que hay muerte o decadencia en el cielo? ¿Hay hospitales o cementerios en el cielo? Si la enfermedad, los padecimientos y la muerte fueran la voluntad de Dios, el cielo estaría lleno de ellos. Pero sabemos que no es así. Así que dejemos de creer que la enfermedad es parte de la voluntad de Dios. Si hay una condición en tu cuerpo, permite que esta verdad arda en tu corazón ahora mismo: ¡Dios te quiere bien!
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